El alcalde ha sido tildado de
revolucionario, de chavista y de antidemocrático. Sin embargo, una lectura
atenta de sus discursos lo acercaría más bien a la nueva izquierda europea. ¿De
qué lado está realmente?
Preguntas sobre Petro
Hace algunos días la portada de la
revista Semana solicitaba al alcalde mayor de Bogotá, Gustavo Petro, que no hiciera más
populismo o “no más balcón”, después de que este había convocado a sus
seguidores a apoyarlo en la Plaza de Bolívar.
Sin duda, las acciones del alcalde han
producido gran conmoción, tanto entre sus simpatizantes como en sus
detractores. Pero, más allá de las pasiones que suscita Petro, ¿cuáles son los
contenidos de sus discursos? ¿Es realmente posible crear “un ágora”, como él lo
anuncia, en la Plaza de Bolívar para discutir los graves problemas, ya no de la
ciudad, sino del país?
Más allá de las pasiones que suscita Petro, ¿cuáles
son los contenidos de sus discursos? ¿Es realmente posible crear “un ágora”,
como él lo anuncia, en la Plaza de Bolívar para discutir los graves problemas,
ya no de la ciudad, sino del país?
¿La noción de indignados que utiliza es
la misma que lanzó el filósofo Stéphane Hessel en su ensayo ¡Indígnese!, que ha vendido cerca
de 4 millones de copias en el mundo? ¿La rebeldía de Petro es un apéndice de la
Revolución Bolivariana?
El análisis detallado de un conjunto de
textos del alcalde, que incluye entrevistas como candidato a la Alcaldía, el
discurso de posesión, artículos en la prensa defendiendo el POT, sus recientes
discursos en la Plaza de Bolívar y algunas entrevistas a medios internacionales,
permite identificar algunos rasgos básicos de su pensamiento.
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El discurso inicial
Petro presenta en su discurso
características claves de la izquierda tradicional europea: luchar contra la
inequidad social, el concepto de rebeldía y la noción de educación como
elemento central para lograr los dos primeros objetivos.
Los principales temas de su discurso de
posesión estuvieron ligados a estos tres conceptos: el derecho al agua para los grupos excluidas mediante la garantía del
consumo mínimo vital; la transformación de la ciudad con una renovación urbana
para que el pobre no sea marginado; mayores esfuerzos en los campos de la
educación y la salud para mejorar las condiciones de los más desfavorecidos.
Llama a una revolución de la educación e invita a los empresarios a construir
100 colegios en Bogotá.
En el campo educativo asegura que en la
Constitución del 91 no quedó plasmado el derecho universal a una educación
superior y por lo tanto, entre sus objetivos, estará el de reestructurar la
Universidad Distrital.